Ochagavía es la fotografía perfecta, esa que siempre queda bien; no importa ni el día ni la luz. Es la postal del Pirineo navarro con sus calles empedradas, sus cuidadas viviendas de tejados empinados y su río con un viejo puente medieval. El paisaje de altas cumbres y profundos bosques completa una imagen en la que no deben faltar las antiquísimas danzas en honor a la Virgen de Muskilda. El pueblo de Ochagavía está situado en el extremo más septentrional del valle pirenaico de Salazar, al noreste de Navarra. Rodeado de altas cumbres y extensos boques de hayas y pinos silvestres, es una de las localidades más pintorescas del Pirineo navarro por la arquitectura de su caserío y por su ubicación en la confluencia de los ríos Zatoia y Anduña, que a partir de este punto se denomina Salazar. El encanto de Ochagavía se debe en gran medida a la estampa que ofrece el pueblo con su puente medieval, sus estrechas calles empedradas y el cuidado caserío alineado en torno al río Anduña.