La Catedral de Girona está ubicada en el lugar más genuino de la Força Vella. Construida entre los siglos XI y XVIII, se configura a partir de un conjunto de muros y espacios de estilos diferentes, desde el románico (claustro y torre de Carlomagno) hasta el Barroco de la fachada y la escalinata. La escalinata de la Catedral ha sido siempre elogiada por la gran escenografía que presenta. La imponente fachada de la Catedral hace de telón de fondo, con vistosa decoración barroca; la escalinata se despliega delante de ella haciendo tres grupos de una trentena de escalones y dos grandes terrazas en medio, con un elegante sentido estético. Las construcciones laterales ayudan a embellecer el espacio con gusto histórico y a definir el espacio.