La Foradada reúne las aguas del Torrente de la Rotllada y de la riera de Sant Julià. La erosión de esta riera ha acabado agujereando la roca y ha formado un lugar concurrido por muchos visitantes. Es un espacio idílico de naturaleza, alejado de la huella humana. En verano, el sol ilumina el salto de agua y crea imágenes dignas de ser grabadas.