Viana, elevada sobre un cerro, mira plácidamente hacia el horizonte. Ya no vigila; descansa tras un ajetreado pasado histórico como plaza defensiva frente a Castilla y sede frecuente de monarcas. Su muralla abre ahora las puertas para dar paso a numerosas e interesantes casas solariegas, palacios e iglesias que muestran el esplendor que vivió entre los siglo XVI y XVIII. La ciudad, de rica gastronomía y vinos de buen paladar, acoge al visitante y se despide del peregrino que atraviesa la última localidad del Camino de Santiago navarro. Viana es la última población navarra de la Ruta Jacobea, fronteriza con La Rioja y a tan sólo 8 kilómetros de Logroño. Campos de cereales, viñas, almendros y olivares rodean a esta pequeña ciudad de 4.000 habitantes, marcada por el Camino de Santiago y el apogeo económico y cultural que vivió entre los siglos XVI y XVIII. De esa época encontramos interesantes ejemplos de arquitectura civil y religiosa.